El abigeato no da tregua en Cerrito y causa indignación entre los productores

La profesora Evelia Pasotti, encontró dentro su propiedad el cuero y la cabeza de su animal vacuno faenado por los cuatreros.
La profesora Evelia Pasotti, encontró dentro su propiedad el cuero y la cabeza de su animal vacuno faenado por los cuatreros.

CERRITO. Los cuatreros siguen operando impunemente en Cerrito, Ñeembucú, generando preocupación y pérdidas entre pequeños, medianos y grandes productores ganaderos. Las denuncias apuntan a la inacción de las autoridades.

El abigeato continúa siendo un flagelo constante en la localidad de Cerrito, donde productores ganaderos denuncian la falta de control policial ante los reiterados hechos delictivos.

Esta vez, la víctima fue la profesora Evelia Pasotti, quien detectó el fin de semana a un animal vacuno faenado dentro de su propiedad, mientras hacía un recorrido por su piquete.

Es lamentable que esto siga ocurriendo y que ninguna autoridad actúe. Hice la denuncia en la comisaría local, pero los policías ni siquiera se acercaron a verificar lo ocurrido”, reclamó Pasotti.

Ante la inacción policial, la denunciante tuvo que acudir a la Brigada Antiabigeato, cuyos agentes se presentaron en el lugar para iniciar una investigación. “Sentimos y lamentamos el perjuicio que nos ocasiona este hecho”, remarcó la docente.

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El comisario Carlos Céspedes, jefe de la Brigada Antiabigeato confirmó que ya se encuentran instalados en la zona y que están realizando las investigaciones para esclarecer lo ocurrido.

En tanto, los pequeños ganaderos se sienten desamparados y aseguran que, pese a una reunión con el intendente Hugo Ayala (ANR- HC) donde solicitaron medidas concretas, no hubo respuestas ni acciones por parte de la Municipalidad. “No movió un dedo”, se quejaron los productores afectados.

Además, pidieron que se controle con mayor rigor a las carnicerías de la zona, ya que sospechan que algunos comerciantes estarían implicados en el circuito del abigeato.

Cabe destacar que en Ñeembucú muchas familias rurales dependen de su ganado para subsistir, obteniendo de ellos leche, queso y carne para consumo propio.

Cuando un abigeo mata un animal, esa familia campesina se queda sin su sustento básico, agravando aún más la situación de vulnerabilidad.